sábado, 4 de octubre de 2008

XENOFOBIA "CONSENTIDA"


La promoción de ideas xenófobas desde Gobiernos presuntamente democráticos tiene sus consecuencias. El no imponer por parte de la Comunidad Internacional un poco de cordura cuando los dirigentes políticos de un determinado país se salen absolutamente de madre y atacan a ciudadanos de terceros países por el simple hecho de tener unos rasgos, cultura o color de piel determinados, también las tiene.

Publica el diario El País en el día de hoy la noticia que transcribo y me llena de horror que estas actuaciones no sean inmediata y rotundamente condenadas, no solo en el país en que se producen, sino por el resto de países del entorno europeo que observan impasibles el devenir de los acontecimientos, pero que ponen alzan la voz de manera inimaginable si se producen sucesos como los de París hace meses, o los de Murcia, no hace tanto... Cuando los "ataques" provienen de inmigrantes, entonces si que se hace eco de los mismos la comunidad internacional y condena rotundamente, por ejemplo, que se quemen los coches de los parisienses. No se me interprete mal, condeno energicamente cualquier tipo de violencia de la clase que sea. Parto de la base de que la violencia no puede generar mas que problemas aun mayores si cabe que los ya demostrados, pero es evidente la distinta vara de medir utilizada para valorar "incidentes" (eufemismo de "ataque violento, racista e indiscriminado") según quien los produzca.

Aquí en mi tierra, mientras se discutía en el Parlamento de Canarias la conveniencia o no de "llamar la atención" de un periódico por atacar verbalmente a una isla (nótese el concepto indeterminado) se olvidaban oportunamente de comentar los ataques xenófobos que ese mismo diario, en las mismas editoriales, profería de forma constante. Parece mas importante que no se metan con el nombre de una isla (es que no puedo dejar de reírme cuando lo digo), que parar los pies a una persona que incita de forma evidente a la xenofobia con constantes comentarios sobre la inmigración que llega a Canarias.

Lo que decía, las varas para medir unas y otras cosas son distintas según de donde venga la ofensa, y mientras tanto tenemos que quedarnos esperando alguna reacción firme y contundente contra este tipo de ataques que se repiten con más asiduidad de la que desearíamos.



MIGUEL MORA - Roma - 04/10/2008

Tras las emergencias gubernativas de la basura y la inmigración, Italia empieza a sentir que un nuevo malestar se desboca y emerge un fantasma más inquietante. Con el Gobierno guardando un silencio estruendoso, los medios, la oposición, las ONG y miles de ciudadanos coincidieron ayer en el diagnóstico: el país vive una "impresionante escalada de racismo". "Estamos resbalando por la peligrosa pendiente de la incivilidad. La nueva emergencia se llama xenofobia", afirmó la vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Rossy Bindi, del Partido Demócrata.

El jueves, un ciudadano chino de 36 años, Tong Hong-Shen, fue agredido brutalmente por siete adolescentes romanos de entre 15 y 17 años cuando esperaba el autobús. Al grito de "chino de mierda", los jóvenes produjeron a este trabajador textil heridas que requerirán un mes de ingreso hospitalario.

Ayer, una mujer somalí de 51 años, Amina Sheikh Said, italiana por matrimonio y que viajaba con sus cuatro nietos desde Londres, denunció que la policía del aeropuerto de Ciampino (Roma), la humilló y maltrató. "Me tuvieron desnuda cuatro horas. Primero me acusaron de ser ladrona de niños, luego de tráfico de clandestinos y, al final, de correo de droga. Me llamaron negra, me envolvieron el cuerpo con papel celo y al final me soltaron sin pedirme ni excusas".

Hechos como éstos se suceden desde 2007, cuando el informe Raxen sobre discriminación étnica y racial detectó 203 episodios xenófobos, 94 de ellos con agresión física y verbal y 40 protagonizados por políticos.

Pero el continuo goteo de este año, con el ataque a las chabolas gitanas de Ponticelli (Nápoles), supone según los expertos un "salto de calidad" al abrigo de la política de "tolerancia cero" contra el inmigrante, que ha contagiado a las fuerzas del orden y a los ciudadanos. Francesco Pompeo, del Observatorio para el Racismo de la Universidad de Roma 3, señala que "no se trata de riñas de adolescentes, sino de ataques a objetivos precisos, con acusaciones sobre el color de piel y el origen".

Mientras, el jefe de la oposición, Walter Veltroni, acusó al Ejecutivo de Silvio Berlusconi de ocultar la realidad xenófoba y pidió medidas enérgicas para impedir que el fenómeno vaya a más. "Alimentando el miedo y fomentando la intolerancia hacia los extranjeros, el Gobierno satisface los instintos guerreros de la sociedad. Pero todo eso, en vez de dar seguridad, destruye la vida de la comunidad".

Desde el entorno de la Iglesia católica, las amonestaciones al Gobierno son continuas. La Comunidad de San Egidio afirmó ayer que el país vive un clima "irresponsable e irrespirable de caza al diferente", "un ambiente enloquecido de ignorancia, racismo y brutalidad". "Pero hay quienes no se avergüenzan, desde posiciones de responsabilidad en la Administración pública y el Parlamento, de incitar al desprecio hacia inmigrantes, gitanos, rumanos y musulmanes".

Decenas de asociaciones y ONG han convocado una manifestación contra el racismo y las políticas del Gobierno.