miércoles, 23 de septiembre de 2009

¿LO ÚLTIMO?

He hecho zapping (se escribe así??) Si, señoras y señores, he hecho zapping, lo que presupone, como deducción lógica, que estaba viendo la televisión. Y no, no voy a ponerme de intelectualoide alterada y decir que como es posible que la gente vea la televisión con la de cosas interesantes que hay que hacer, como leer un libro (je) Tampoco voy a decir que lo único que veo son los documentales de la 2, porque eso presupondría que he encendido la televisión y se me iría a la porra el primero de los axiomas, véase, que la tele es un asco.

Me pasó ese dia como cuando vemos por la carretera un accidente; que sabes que es horrible, que sabes que no debes, pero no puedes apartar la mirada aunque lleves en las manos un volante (una temeridad, por otra parte) Si, no podía apartar la vista, ni podía creerme lo que estaba viendo: Una serie de televisión dirigida a un público más bien tirando a jovenzuelo, por no decir prepúber, que animaba a la pederastia y contenía, aparte de escenas eróticas más o menos explícitas de y con supuestos menores de edad, otras en las que se incitaba al consumo de drogas. Y si, lo explico: Dirigida al público adolescente, joven vamos, porque la estética de la serie y hasta el pelo de punta del cuarentón que hace las veces de asaltacunas enrrollao nos hace pensar que el temita no está dirigido a ejecutivos de bolsa, y la juventud (niñez) de la protagonista femenina, con cara de haber salido del parbulario hace dos telediarios y que, adecuadamente visten y maquillan en ocasiones como un puton verbenero, imagino que para calmar conciencias y que no parezca tan joven justo antes de las escenas "amorosas", me hacen pensar que no está tampoco dirigida a amas de casa y mucho menos a féminas profesionales liberales como la que suscribe.

Yo, como digo, no podía apartar la vista porque, básicamente, no me creía lo que estaba viendo, ni a que punto de degradacíon estamos llegando, y es que, mientras colectivos de acción social, el gobierno, la policía y no se cuántos más, en grupos o individualmente, se rompen las narices luchando contra, por ejemplo, la pornografía en Internet, la explotación infantil en todas sus formas y la pederastia en general, tenemos que ver como, públicamente y sin recato, se muestra como aceptable una conducta castigada en nuestro Código Penal.

Imagino que el objetivo del despropósito que comento era precisamente que se hablase del tema, aunque fuese mal. Pues bien, conmigo lo han conseguido.