martes, 17 de septiembre de 2019







No nos han enseñado a sentir.

Nos obligan a parecer máquinas de eterna sonrisa

Nuestras lágrimas causan desagrado, molestia, incluso pudor a quien las ve.

Debemos llorar por dentro, o llorar a solas o simplemente no llorar.

Pon tu mejor sonrisa al salir a la calle.

Que nadie note que sufres, que te rompes por dentro.

Porque nadie te ha enseñado a romperte y mucho menos a reconstruirte.

Pon tu mejor sonrisa si estás rodeada de humanos

Que no te miren a los ojos

No sea que vean lo que esa sonrisa esconde.

No sea que sientan que tu sonrisa es falsa y tu dolor, inmenso.

No dejes que miren lo que gritan tus ojos


Maye Martell
Besos rosaditos

Y la vida pasa, como pasan las cosas que no tienen remedio.
Y el teléfono sigue sonando.
Y los coches continúan su rugir horrendo cada día en cada calle.
Y nada para, aunque lo estés deseando.




La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

Federico García Lorca
Romancero Gitano