martes, 28 de octubre de 2008

SIETE MASCARAS


Me preguntáis como me volví loco. Fue del modo siguiente: Hace mucho, muchisimo, mucho antes de que hubieran nacido muchos dioses, desperté de un profundo letargo y note que todas mis mascaras habían sido robadas. Si, las siete mascaras que yo mismo me había hecho y utilizado en mis siete vidas. Y sin mascaras corrí por las calles llenas de gente gritando: ¡ladrones!, ¡malditos ladrones!.

Hombres y mujeres se rieron de mi, y muchos se refugiaron en su casa, con miedo.

Y cuando llegue a la plaza del mercado, un joven que estaba de pie en la azotea de su casa, grito señalándome: Es un loco!. Alce los ojos para mirarlo, y fue entonces cuando el sol baño por primera vez mi rostro desnudo. Por primera vez el sol baño mi rostro desnudo y mi alma se hinchió de amor al sol, y no quise volver a tener mascara desde entonces. Y como en trance grite. Benditos los ladrones que robaron mis mascaras!

Así fue como me volví loco.

Y entonces encontré tanta libertad y seguridad en mi locura; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser nunca comprendido, porque quienes nos comprenden nos vuelven esclavos.

Mas no dejéis que me enorgullezca demasiado de mi seguridad; ni siquiera el ladrón encarcelado esta a salvo de otro ladrón.

GIBRAN JALIL GIBRAN
EL PROFETA, EL LOCO, EL VAGABUNDO

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